Entre los grandes cazadores de la Tierra las hienas ocupan un lugar privilegiado, su estrategia de caza es terrible y eficaz. Estos animales viven en grandes grupos familiares con estructuras sociales muy complejas. Recorren las llanuras de Asia y África incansablemente, buscando presas con las que alimentarse, a diferencia de otros animales, no tienen una preferencia especial por presas débiles o enfermas, las hienas cazan cualquier animal y de cualquier tamaño, otra diferencia importante es su eficacia, su porcentaje de acierto es muy elevado y rara vez fracasan al capturar una presa.
En primer lugar los líderes de la manada seleccionan un objetivo, señalan al resto de la manada quien será su próximo almuerzo y entonces comienza todo. Los animales empiezan a hostigar al objetivo, no son criaturas especialmente fuertes ni rápidas, no les hace falta, son obstinados e incansables, es cuestión de tiempo y saben que antes o después desgarrarán la carne con sus colmillos. La mayoría de las presas huyen inmediatamente, unas pocas intentan defenderse, para las hienas no hay mucha diferencia, el resultado final será el mismo.
Cuando las presas huyen las hienas las persiguen, durante horas, días o semanas, huelen a sus presas y nunca pierden el rastro, cada vez que la presa se detiene vuelve a ser hostigada, mordida y atacada, obligándola a reemprender su huída, hasta que finalmente el agotamiento las hace detenerse de forma definitiva. En ese momento las hienas ya han ganado, continúan su ataque hasta que la presa agotada deja incluso de defenderse, en ese momento empiezan a devorarla, antes incluso de que la presa haya muerto.
La hiena está perfectamente adaptada a su medio y a su forma de vida, es una máquina diseñada de forma sublime y aún así no es la mejor en lo que hace.
Continuará
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