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Los bosquimanos han vivido durante miles de años por toda la África austral, estas comunidades han conservado formas de vida ancestrales y son un ejemplo real de como el ser humano ha vivido y pensado antes de asentarse en un lugar concreto.
Aún hoy siguen cazando y lo hacen igual que lo hacían sus antepasados hace miles de años. Pequeños grupos de cazadores seleccionan una presa y la hostigan durante días, siguiendo sus rastros, obligándola a huir sin descanso, hasta que al final, exhausta, es capturada.
Observando su estrategia es fácil entender lo excelentemente diseñados que estamos para este trabajo: El ser humano se define por el bipedalismo. Se desplaza utilizando dos extremidades en vez de cuatro, esto le permite consumir mucha menos energía que un cuadrúpedo al recorrer largas distancias, los humanos son capaces de recorrer hasta 50 kilómetros al día de forma indefinida, un día tras otro, durante meses o años, ningún otro animal terrestre es capaz de algo así. Además le deja dos extremidades libres para portar armas o herramientas.
La piel de los humanos es una ventaja definitiva, a diferencia del resto de primates y de la inmensa mayoría de mamíferos, no está cubierta de pelo, solo la cabeza está protegida,el lugar donde más incide el sol al mediodía, En el resto del cuerpo encontramos muy poco pelo pero una cantidad enorme de glándulas sudoríporas, toda la piel está cubierta de estas glándulas que segregan agua. La sudoración permite una ventilación y una regulación térmica excepcional, tan eficaz que permite a los humanos cazar de día, sin competencia, ya que el resto de grandes cazadores suelen cazar aprovechando las bajas temperaturas nocturnas. No es la única ventaja, la piel cubierta de pelo no transpira y en estos animales la regulación térmica se realiza a través del jadeo, pero es imposible jadear en carrera, el hombre no tiene esa limitación y lo aprovecha para poco a poco ir acercándose a su presa.
Aún hay más ventajas, la laringe humana es una fábrica de sonidos extraordinariamente compleja y completa, esto ha permitido que los bosquimanos hayan desarrollado una de las lenguas más primitivas que existen, basada en chasquidos, estos sonidos permiten una comunicación compleja entre el grupo de caza que resulta muy discreta, ni ladridos ni rugidos, solo sonidos aislados pero perfectamente reconocibles, que se confunden en la naturaleza y que convierten a los grupos de cazadores en máquinas de matar eficaces y coordinadas.
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