Los bosquimanos no son más que ejemplos vivos de nuestrra lhistoria. El ser humano ha llegado a la cima de la pirámide alimenticia debido a estas capacidades, a su óptima adaptación al medio que le ha permitido convertirse en el más terrible cazador de su época, capaz de diezmar especies intocables por el resto de animales como los mamuts o los osos cavernarios, de arrasar poblaciones enteras de especies más grandes y más fuertes.
Desde pequeños nos enseñan que los humanos nacemos débiles e indefensos y que no somos nada comparado con el resto de cazadores, ni garras ni colmillos repiten una y otra vez. Esta es una visión retrógada y estúpida, muy conveniente para encerrarnos en ciudades, esencial para convencernos de que la naturaleza es nuestro enemigo, un rival terrible que debe ser vencido y transformado si no queremos que acabe con nosotros. S
Sin embargo, los hechos demuestran que las crías humanas están perfectamente adaptadas a su medio. Su plasticidad es extraordinaria, su aparente indefensión es en realidad una capacidad sin igual para crear modelos y esquemas de comportamiento. Reduciendo al mínimo sus respuestas prefijadas ha conseguido multiplicar las posibilidades, convirtiendole en el animal más versátil de la Tierra. No necesita más protección, nace en una sociedad cerrada donde su protección está garantizada por el grupo, su llanto se emite en una longitud de onda especialmente sensible para el oido humano. No solo es percibido de forma inconfundible y a largas distancias si no que además despierta una respuesta practicamente inmediata en cualquier humano a su alrededor. Con seguridad ,el mecanismo de protección más eficaz del reino animal.
Los humanos constituimos una especie perfectamente adaptada, uno de los animales más grandes que existe,se cuentan con los dedos de una mano los depredadores con los que un cazador joven y fuerte no puede enfrentarse con opciones de victoria. Que además ataca en grupo y que lleva milenios desarrollando técnicas de caza y combate. Una especie destinada a imponerse a todos sus rivales, pero como la historia de nuestro planeta y de la vida nos ha enseñado repetidas veces, esto solo es así hasta que aparece un nuevo campeón.
Desde pequeños nos enseñan que los humanos nacemos débiles e indefensos y que no somos nada comparado con el resto de cazadores, ni garras ni colmillos repiten una y otra vez. Esta es una visión retrógada y estúpida, muy conveniente para encerrarnos en ciudades, esencial para convencernos de que la naturaleza es nuestro enemigo, un rival terrible que debe ser vencido y transformado si no queremos que acabe con nosotros. S
Sin embargo, los hechos demuestran que las crías humanas están perfectamente adaptadas a su medio. Su plasticidad es extraordinaria, su aparente indefensión es en realidad una capacidad sin igual para crear modelos y esquemas de comportamiento. Reduciendo al mínimo sus respuestas prefijadas ha conseguido multiplicar las posibilidades, convirtiendole en el animal más versátil de la Tierra. No necesita más protección, nace en una sociedad cerrada donde su protección está garantizada por el grupo, su llanto se emite en una longitud de onda especialmente sensible para el oido humano. No solo es percibido de forma inconfundible y a largas distancias si no que además despierta una respuesta practicamente inmediata en cualquier humano a su alrededor. Con seguridad ,el mecanismo de protección más eficaz del reino animal.
Los humanos constituimos una especie perfectamente adaptada, uno de los animales más grandes que existe,se cuentan con los dedos de una mano los depredadores con los que un cazador joven y fuerte no puede enfrentarse con opciones de victoria. Que además ataca en grupo y que lleva milenios desarrollando técnicas de caza y combate. Una especie destinada a imponerse a todos sus rivales, pero como la historia de nuestro planeta y de la vida nos ha enseñado repetidas veces, esto solo es así hasta que aparece un nuevo campeón.
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