Esta teoría explica los escáneres corporales, su diseño permite observar el cuerpo de los viajeros pero también analiza otras variables como la temperatura corporal. Los enfermos de esta infección presentan una temperatura corporal menos a la habitual y una inflamación de los ganglios linfáticos. Ambos síntomas son detectables por este moderno dispositivo.
Por tanto, las grandes potencias no pretenden encontrar explosivos sino detectar a otros huéspedes de esta plaga. Pero no nos engañemos, la sociedad global ha provocado que decenas de millones de personas cojan aviones cada día, millones de hombres y mujeres atraviesan las fronteras entre el primer y el tercer mundo, legal o ilegalmente pero sin ningún tipo de control. Tengamos en cuenta que este hombre no fue detectado por los sistemas de seguridad si no que su enfermedad se manifestó antes de tiempo. Tengo la certeza de que muchos han conseguido atravesar nuestras barreras y que otros lo harán en las próximas semanas. Las actuaciones de las grandes potencias son la prueba más clara de que todo esto es cierto. El mundo como lo conocemos va a cambiar irremediablemente.
El origen de la plaga es incierto pero muchos indicios apuntan a la misma zona, un área indeterminada cerca del Mar Muerto, si hacemos un mapa de este tipo de acontecimientos difícilmente explicables, podemos ver que su epicentro se sitúa en los alrededores de Qumran. Curiosamente una zona altamente militarizada en los últimos años. Qué pasó ahí o que esta pasando es aún un misterio.
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